Evo y Milagro, hermanos del buen vivir


Quién es y cómo logró convertirse Evo Morales en el líder indígena más importante de América y el porqué de su amistad con Milagro Sala.

Luego de un año de exilio por el cruento golpe de la derecha en Bolivia y gracias al contundente triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS) en las elecciones del pasado 18 de octubre, Evo Morales pudo volver, vía terrestre, a su país, pasando por Jujuy. Allí, decidió visitar y abrazar a su hermana y compañera Milagro Sala, que se encuentra en prisión domiciliaria.

Pero antes, recordemos brevemente, quién es y cómo logró convertirse en el líder indígena más importante de América y el porqué de su amistad con Milagro.

Evo llego al Gobierno de Bolivia después de recorrer un largo camino de lucha. Nada le fue fácil. Primero como dirigente cocalero, surgido desde abajo y defendiendo el pueblo del Chapare, en Cochabamba.

Consiguió que se respete el derecho de los cocaleros, que se negaban a abandonar sus cultivos de coca (la hoja sagrada de los pueblos originarios) a pesar de la tremenda presión de los Estados Unidos sobre el Gobierno de entonces en Bolivia. Luego vino la lucha en contra de la privatización del agua en Cochabamba.

El agua es propiedad de la Madre Tierra, de la Pachamama, es un bien colectivo y sagrado. Así lo entendieron sus habitantes que se resistieron a convertirla en mercancía y encontraron en Evo el acompañamiento popular y exitoso para evitar esa privatización. Por esas y otras acciones reivindicativas, fue elegido diputado.

El pueblo boliviano encontró en Evo la garantía de hacer que se respetaran sus derechos fundamentales ante el avance del neoliberalismo. Pero la derecha no duerme, y fue expulsado del Parlamento y encarcelado.

Sin embargo, siguió en la lucha y fue creciendo en las demandas: la nacionalización del negocio del gas y las riquezas de Bolivia, la independencia económica y la reforma política para que los pueblos originarios pudieran participar en igualdad de condiciones con los sectores tradicionales. Por eso, la gran mayoría del pueblo peleó por su libertad y lo hizo presidente a través del MAS, en su intento de conseguir, por primera vez, la verdadera justicia en la historia de Bolivia, con una democracia sin exclusiones ni prejuicios, sin pobres ni discriminados.

Así, nacionalizó sus riquezas y con una excelente administración estatal, las puso al servicio de todos para alcanzar el “Buen Vivir”. Ahora el gas es de Bolivia, el petróleo es de Bolivia, el litio es de Bolivia, y la Madre Tierra es respetada por sobre todas las cosas, y esas conquistas no son conquistas del hermano Evo, sino del nuevo Estado Plurinacional en su conjunto.

Y esto es algo extraordinario porque se trata de una democracia que incluye a los pueblos originarios en la estructura institucional, como no sucede en ningún país de Latinoamérica.

En otras palabras: por primera vez, los indios van a la universidad, dirigen empresas, participan y formatean el entramado de las creencias cotidianas y gobiernan, de verdad. Y esto es histórico porque dejaron de ser el servicio doméstico y de limpieza, los peones de las familias blancas, y se convirtieron, a través de sus etnias, en actores y partícipes centrales de lo cotidiano.

Esto lo fue hermanando gradualmente con la lucha de Milagro Sala, la líder de la Organización Barrial Tupac Amaru, quien reconoció en Evo las virtudes propias de los hijos de la Pacha. Así decidió, antes de llegar a Villazón, visitar y abrazar a su hermana presa por el neoliberalismo, en el domicilio de su confinamiento del barrio Cuyaya de San Salvador de Jujuy.

La historia hoy nos reclama, todos los días, nuevos desafíos en la construcción de esta democracia que se va perfeccionando día a día. Por ejemplo, en el sueño de la Patria Grande Latinoamericana, que en su origen tuvo guerreros como Francisco de Miranda, Simón Bolívar, José de San Martín, Bernardo O’Higgins, José Martí y, más adelante, a Fidel Castro, Hugo Chávez, Néstor Kirchner, quienes ofrecieron sus vidas en ese intento. Pero faltaba un indio puro que hoy representa ese sueño: Evo Morales.

Por eso Milagro y los «tupaqueros» están agradecidos y hermanados a Evo, que sabe interpretar las necesidades del pueblo, de todos sus habitantes, y que persiste en el intento de construir el “Buen Vivir”, o sea la felicidad del pueblo, dentro del camino hacia una verdadera democracia.


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